Desde la escuela primaria mi sueño era convertirme en una doctora médica y esto fue reforzado en los estudios de la secundaria. Estaba fascinada por la complejidad del cuerpo humano y observaba las muchas enfermedades que lo afectan. Vi en la medicina la oportunidad de aprender y servir. Ahora, con años de experiencia a mis espaldas me asombra no solo el extraordinario progreso de las ciencias y la medicina en sus diferentes ramas, sino también en cuánto hay que aprender. Me apasiona saber que el cerebro humano, (el órgano que nos permite comunicarnos con el Creador) sigue siendo para los investigadores un laboratorio que cada día aporta nuevos conocimientos.
Estudie medicina en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima, Perú. Tuve que hacer la transición de la subcultura adventista protegida----que me dio una base sólida de carácter----a la vida “en el mundo”. Esto significó aceptar el hecho de que muchos en la iglesia no estaban a favor de que los jóvenes, especialmente las mujeres, asistieran a las universidades nacionales de nuestro país. Pocos años mas tarde tuve la oportunidad de obtener una beca del Consejo Británico y estudiar Psiquiatría Infantil en la Universidad de Londres. Moudsley Hospital (1964-1966).
Mientras trabajaba como psiquiatra de niños, me di cuenta de la enorme importancia del entorno familiar, la escuela, y las diversas instituciones de la sociedad para el armonioso desarrollo del niño. Entonces era indispensable educar en salud mental. Más allá de la medicina. Elegí centrarme en la psiquiatría infantil y comunitaria, porque los niños necesitan atención inmediata---mientras están en proceso de desarrollo---y porque los efectos de una ayuda integral, en el momento oportuno, de una intervención adecuada, se sentirán durante mucho tiempo. Los niños y los adolescentes tempranos no son solamente un potencial para el futuro son nuestro capital. Constituyen un activo para las iglesias, para cada país y para todo el mundo, que no se puede mirar con desdén.
En medio de las tareas de la docencia universitaria y la atención de los niños se abrió una nueva oportunidad, tuve el privilegio de recibir una beca del gobierno del Estado de Israel para estudiar la Maestría en Salud Publica en la Universidad Hebrea de Jerusalén 1978-1980. Me toco ser la única adventista de la clase. Entre un grupo relativamente pequeño de estudiantes internacionales, de América Latina, Europa, Oriente Medio, Gaza, India. En tierras bíblicas el mismo Dios nos ayudó y protegió.
Me invitaron a postular para el Senado en Perú en las elecciones de 1985. Por algunas circunstancias no llegue a ocupar una curul allí. Honestamente, no creo que haya incompatibilidad entre ser cristiano adventista y ocupar un cargo político o público. Hay muchas formas en que nosotros, como adventistas podemos contribuir a mejorar la vida en nuestros países, tanto como profesionales de ética reconocida, como representantes y servidores del pueblo en un proceso democrático. El desafío es siempre promover la justicia, la paz y la fraternidad en esta tierra sin perder de vista “la esperanza bienaventurada” del regreso del Señor.
Para mi ser un adventista cristiano significa entender y tratar de vivir en la triple misión que el Señor Jesús vivió en su ministerio terrenal: predicar, enseñar y sanar. Me apasiona pensar y ver, a los Ministerios de Evangelización y de Salud trabajando juntos en jornadas y en la vida institucional, en prevención, estilos de vida saludables y salud integral para las comunidades. Me preocupa que las clínicas adventistas, que en mi país son establecimientos privados de prestigio, no puedan atender a las clases menos favorecidas económicamente, en la medida mas satisfactoria posible. Nuestra feligresía, esta constituida, en gran número por hermanos de ese estrato social.
Tengo un sueño, que los estudiantes de medicina de la Universidad Peruana Unión puedan pasar en uno de los años de externado o internado, una pasantía trabajando con las iglesias locales, observando y cuidando la salud integral de la iglesia, intercambiando practicas de salud y de medicina y de la religión de todos los días junto al Pastor y Ancianos. En el Perú durante la pandemia de CoVid-19 los miembros de la iglesia, un buen número de ellos laicos han estado efectuando una educación integral en salud, y muchos de estos grupos están dirigidos por nuestras hermanas, mujeres laicas, sencillas amas de casa y profesionales, con un ministerio fructífero, utilizando los medios tecnológicos disponibles.
Me gusta predicar, comencé de niña, predicando a mis amigos en la escuela primaria. Desde que me convertí en medica, he predicado en iglesias grandes y pequeñas alrededor de Lima y en muchas otras provincias del Perú, incluso en la Universidad Peruana Unión. La ultima vez que prediqué fue sobre romper el silencio contra la violencia doméstica. De vez en cuando un feligrés se queja diciendo, ¿no sabes que a las mujeres no se les permite hablar? Pero la mayoría asiente con alegría que la predicación es cristiana, con la Biblia en la mano.
Siempre hubo mujeres que contribuyeron con su liderazgo en la iglesia de Antiguo y Nuevo Testamento. Elena de White la gran líder, en la hora fundacional del movimiento adventista (1844-1863) confirma que las mujeres que siguieron a Jesús sustentaron y apoyaron su misión. Algunos nombres están en los evangelios, pero otros no están. La historia de la iglesia adventista, esta también llena de mujeres: tesoreras, educadoras, jefas de departamento, como de escuela sabática, en sus años iniciales. Actualmente hay muchas predicadoras laicas y algunos países ya están ordenando mujeres. Creo que Dios se manifestara a medida que nos acerquemos a los momentos mas dramáticos de la historia, permitiendo un mayor liderazgo de las mujeres en la iglesia adventista. Todas las Priscilas, todas las Lidias, todas las Eunices, etc. del siglo XXI saldrán predicando “esta Fe que una vez fue dada a los santos”.
Los cristianos adventistas no pueden llevar a cabo estas grandes tareas sin la oración diaria y frecuente por el Espíritu Santo. Creo que Fe y Servicio están muy interconectados. Mi Fe: la fe en Dios que nos ha creado nos ha redimido nos guía y volverá, ha fortalecido mi ejercicio profesional y mi vida toda. Gracias al maravilloso evangelio del perdón y la gracia.
Un anhelo, que todas las mujeres lideres de la Iglesia, en cargos de administración tareas pastorales y en otros departamentos—recuerden—así como las que están en otras responsabilidades, desde sencillas amas de casa hasta las de mas altas posiciones universitarias, que existe un imperativo : rogar por el don de ayudar, expresamente citado en la Escritura y que ejerzan el ministerio de la amistad, que abre caminos, construye puentes hacia corazones ávidos generosos, ennoblece el intelecto de quien da y quien recibe.
Verna Alva MD MPH enseñó psiquiatría y salud pública en la escuela de medicina de la Universidad Cayetano Heredia en Lima Perú. Fue directora del Departamento de Psiquiatría de Niños del Instituto Nacional de Salud Mental en Perú y sirvió en el Comité Ejecutivo de la Conferencia General como representante laica de la División Sudamericana. Entrevista de Ruth Peeters.
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